"En épocas de individualismo neto, ¿quién se gasta 200 mil dólares en restaurar un cementerio? Henry Clayman, contradiciendo el mito que los judíos son tacaños, ha invertido ese dineral en la recuperación de un panteón judío alojado dentro del cementerio de La Apacheta de Arequipa.
Para los judíos, los cementerios son sagrados, en ellos "la raza" se preserva hasta la muerte. Dice que en su acto hay honor y fe. Por eso inició la recuperación de este espacio público que también testimonia la presencia semita en Arequipa. En su condición errante, muchos de estos comenzaron a llegar a inicios del siglo XX.
La mayoría eran comerciantes y prestamistas. Uno de ellos, Moisés Eskenazi. Según el libro de León Trahtemberg, los judíos de Lima y provincias, este personaje tenía magníficas relaciones con la Iglesia; era un invitado central en las fiestas de Semana Santa. Tenía tal relacionamiento social con el poder, que ayudaba a sus paisanos cuando lo necesitaban".
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De igual manera, les compartimos el video memoria realizado el día de la reapertura de este importante espacio patrimonial:
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